En medicina
el Biomágnetismo consiste en la aplicación de imanes de una determinada
polaridad ( carga + positiva o – negativa)
y de igual fuerza (Gauss) en puntos específicos del cuerpo humano formando
pares (par biomagnético) con el fin de restablecer el pH (proporción de
hidrogenios) y, a través de ello, privar a los agentes biológicos patógenos de
su medio ambiente.
El “par
biomagnético” establece resonancia magnética entre sí, esto es una
especie de comunicación a distancia a través de electrolitos entre una zona de de pH + o ácido en
que residen virus y hongos y una
zona de pH – o alcalino en que viven bacterias y parásitos
que conforman su polo opuesto.
Al
restaurarse a través de los imanes el nivel energético normal (NEN) del
cuerpo, se elimina la simbiosis o asociación de microorganismos patógenos
existentes en las zonas más diversas del cuerpo humano que son los causantes de
la mayoría de las enfermedades crónicas. Son las distorsiones del pH las que originan disfunciones en un órgano
y con ello la enfermedad. Al corregirse el pH se interrumpe la
retroalimentación energética de los microorganismos patógenos, mientras que los
microorganismos necesarios para el metabolismo reciben el ambiente propicio
para desarrollarse.
Por el uso
del “par biomagnético” el Biomágnetismo se diferencia totalmente de la
Magnetoterapia, la que sólo usa uno o más imanes que no establecen resonancia
vibracional en forma de ondas electromagnéticas entre los polos de una
enfermedad. Por ello la recuperación del paciente se dificulta ya que la
contraparte vibracional de un microorganismo patógeno sigue actuando sin ser
obstruida.
El Biomágnetismo es una terapia
complementaria o alternativa que no se contrapone a ningún otro tipo de terapia
o método terapéutico. Tampoco pretende sustituir otros tratamientos o consejos
de un médico autorizado.
Es una
terapia diferente a las tradicionales, sin efectos secundarios o
colaterales y no es invasiva. Es una
terapia simple, pero altamente efectiva a la hora de erradicar virus, hongos,
bacterias y parásitos del cuerpo humano. Los imanes no son tóxicos, tampoco
alteran o dañan las células o tejidos orgánicos. El paciente no requiere
desvestirse y el efecto de los imanes no causa dolor ni otras sensaciones
desagradables, por lo que el paciente puede relajarse tranquilamente durante la
sesión.
Se sabe que
Paracelso (1500) utilizó imanes con fines medicinales para curar infecciones,
llagas, etc. En el siglo XIX se trató de curar la histeria con ellos. En 1970
Richard Boehringmeyer logró medir el polo magnético y es Isaac Goiz Durán en
1988 quien empieza a desarrollar el Biomagnetismo Médico basándose en los
conceptos científicos establecidos. El desarrolla el “par biomagnético” – un
imán en cada polo - y utiliza como sistema de diagnóstico y de evaluación
de sus tratamientos con imanes el principio
de la Respuesta Muscular Inteligente (Método kinesiológico en que se usa una
pierna del propio paciente, la que se recoge o elonga según el caso).
Actualmente en varios países, Mexico, España, Chile, Argentina se están llevando a cabo
estudios científicos a gran escala.
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